jueves, 19 de agosto de 2010

El laberinto de la creatividad: esquema, relato y deseo

El laberinto de la creatividad: esquema, relato y deseo.

En la construcción de un relato existen un conjunto de esquemas interactuando sobre la base, por un lado, de la experiencia personal del autor y, por el otro, de la expectativa cifrada en la percepción del posible lector o espectador.

Tanto la memoria del pasado, como las situaciones que se repiten en el presente, van generando por inducción –de lo uno, mucho- un conjunto de conceptos esquemáticos; marcos visuales creando expectativas, guiones conformados por una secuencia de acciones ordenadas, estereotipias de carácter social, nociones genéricas ligadas a la percepción y a la representación que tenemos de los demás. De esta manera, todas aquellas cosas que no son factibles de ser integradas nos resultan insólitas, irracionales o misteriosas.

En la vida personal la relación sexual supone en gran parte olvidar los esquemas anteriores y vivir el momento como lo misterioso y único, y esto, si bien es fácil de decirlo, es muy difícil en los hechos concretarlo porque siempre estamos pagando tributo al conjunto de experiencias anteriores.

En la construcción de un relato erótico sucede lo mismo, pero agravado por la percepción general de las cosas y lo que se suele habitualmente esperar. El tema allí estaría dado bajo esta interrogante: ¿Cómo escribir textos eróticos y no parecer virgen en el intento? Es el conjunto de expectativas de carácter esquemático colocadas en la situación, lo que vuelve complejo el proceso creativo.

Lo mismo sucede en la vida personal, y no es un hecho accidental que las dificultades que se suelen tener en el plano de la relación humana estén planteadas también en el nivel de la representación narrativa, literaria o guionística. Es un terreno en dónde, generalmente, avanzamos en capacidad de expresión cuando la atmósfera cultural lo posibilita y siempre en relativa dependencia a lo que se hace en ese momento. Lo que está indicando que la producción espontánea de la memoria toma de su gran laberinto aquellas cosas que el conjunto de pautas culturales imperantes nos posibilitan manifestar. El comunicador original, aquel que tiene algo nuevo que aportar, es muy raro de encontrar.

El ser fiel a la propia experiencia de vida no es suficiente para el proceso creativo literario y guionista. En tal caso serían muy pocas las cosas que se harían y no hay que olvidar nunca que el relato está en el reino de la visión, leyenda, mito o fábula y que lo que importa es la veracidad comunicativa en el arte y la destreza de construir una ficción. Era Roland Bartes quien sostenía que para escribir un buen cuento hay forzosamente que mentir.

Caminos trillados y riesgos permanentes

A muchos les resulta difícil pensar que, en cada oportunidad, deberán intentar las cosas como si fuera la primera vez. La búsqueda de fórmulas tanto para escribir como para actuar ofrece un marco que brinda certezas y seguridades. Tener recomendaciones específicas puede ser tanquilizante, sin embargo, en la vida la previsibilidad es lo que mata la capacidad de dar respuestas ante lo nuevo.

A escala sexual por muy buena que sea la fórmula, el hecho de usarla varias veces la vuelve previsible, rutinaria y aburrida. Cambiar los ritmos de los movimientos determina la diferencia sustancial entre un cuento entretenido y otro que no lo es.

La variabilidad hace a la capacidad de sentir nuevas sensaciones. La emoción del suspenso es la expectativa que le da interés a la relación.

Lo mismo ocurre en el ámbito literario. Tener un modelo de escritura, y perder de vista que, en cada circunstancia, hay que dar respuestas nuevas, conduce al formulismo de una producción que se torna reiterativa. Cualquiera puede escribir eso, siguiendo el mismo modelo.

Es evidente que escribir y hacer el amor tienen en común muchos aspectos, puesto que están ligados al mismo proceso creativo interno.

Escribir es un acto de descubrir qué sentimos y pensamos ese día; supone un plan de trabajo, pero no rígido y premeditado; implica cierto nivel de espontaneidad y un conjunto de habilidades.

La búsqueda de fórmulas probadas sirve a modo de ensayo como una forma de adquirir capacidades. Implica conocer los elementos básicos que están en juego y estar dispuesto a experimentar rotando las diversas técnicas. Son las combinaciones de una misma paleta, o de las notas básicas y los acordes. las que permiten crear aquellas cosas en las que creemos.

Pensar menos y sentir más es una clave importante para pensar mejor; obrar de otro modo implica dejar de flotar en las corrientes y los ritmos ondulantes de la sensualidad y la sexualidad. Escribir es como bailar con cierto tipo de música.

Uno de los temas que más interés suele generar es precisamente el que hace a la ruptura de las relaciones monogámicas. La pasión humana está expuesta a un flujo y reflujo, todas las parejas viven momentos en que no sienten más el atractivo recíproco y hay un proceso fantasioso interno que conduce en los hombres fundamentalmente a la idea de acostarse con otras mujeres. Aquí el tema paga tributo al encare que el escritor o la escritora tenga de la situación; si su actitud es afirmativa de esa realidad o si es negativa. Hasta ahora se han visto novelas y películas del tipo, "se metieron cuernos mutuamente y fueron muy felices"; lo que está indicando que más allá de lo que se muestre, lo que da el mensaje es la propuesta final; la dirección última del planteo. En los casos en donde hay una actitud indulgente, lo episódico no deja de perder su carácter lastimoso, e incluso, en otros textos en dónde se hace una exaltación del intercambio, lo circunstancial gobierna la propuesta; el hecho en sí como un componente que excita el morbo y no una visión más amplia de los destinos personales que están en juego.

Lo que el lector o espectador está buscando, más allá de la diversidad de propuestas que debe existir, es una respuesta a los problemas que él enfrenta en la vida. La mayor resistencia a este tipo de enfoque se encuentra precisamente en la mujer; es ella la que no está de acuerdo instintivamente. Por lo tanto, para que sea eficaz el relato erótico debe estar dirigido a ella y demostrar en otras posibilidades lo que encierran de positivo. Es donde más cuidadoso hay que ser, so pena de condenarse exclusivamente al público masculino y volver inocua una propuesta que exige de ambos. En este sentido, el relato hablado marca un camino, puesto que allí es la voz femenina quien relata para todos.

Lo mejor aquí es partir de quienes ya están abiertos a la realidad de esa modalidad sexual, que como se puede apreciar por Internet, son muchos para cada cosa distinta. Lo que el cuento y el relato necesitan es capacidad de persuasión hacia el público femenino; dominio narrativo de la ficción; creatividad y adecuada selección de los términos que se utilizan; memoria visual en la narración y capacidad de reproducir los estados de ánimos verdaderos aunque el cuento sea meramente imaginativo.

Los temas son en el fondo siempre los mismos y su combinación conduce a lo infinito a medida que el relato toma formas peculiares.

Desde el punto de vista literario y guionístico el problema de la comunicación es crucial: es lo que le da hondura al relato y sentido al tema; que existan problemas de comunicación en los personajes que el escritor quiere mostrarnos no significa que tenga que existir una gran incomunicación con el lector o espectador. Mostrar los problemas de comunicación supone una enorme capacidad de transmitir a nivel del relato la propuesta que se está realizando.

Trabajar con nuestros esquemas y ponerlos en cuestión; ser capaz de relativizarlos; de vernos de afuera y de dotarlos de aquella validez que los vuelva interesantes para el lector al que se aspira es una tarea que supone sensibilidad, buen juicio pero, fundamentalmente, retroalimentación en lo que se hace.

A la idea que se tiene de lo que se va a hacer, le sigue el argumento que va realizando la descripción de los acontecimientos. Si la idea da el QUE, y el argumento ofrece el COMO, la sinopsis brinda el PORQUE. El tratamiento del texto es el que pone en claro sus diversas partes; qué, cómo, por qué, dónde. Luego se pasa a lo que se llama escaleta, que consiste en poner en partes la secuencia del texto en un guión y de esta manera las cosas se acompasan hacia la escritura del guión en sí; la historia completada con diálogos y todo tipo de descripciones que serán presentadas para su realización.

Convertir el texto en secuencias supone parcelarlo en intervalos con significación intencional. Si dos personas conversan en una habitación, toda esa conversación será la secuencia; si luego uno de ellos camina por la calle, allí hay una nueva secuencia; es más todavía, si esa conversación se interrumpe y uno de ellos baja en ascensor, su bajada será una nueva secuencia y así sucesivamente.

Para entender en términos prácticos el funcionamiento que va del relato erótico al guión un ejemplo de construcción bien puede ser el intercambio de pareja. No porque tenga mayor significación que cualquier otra variedad de experiencias sexuales, sino porque habilita todas las posibilidades y combinaciones. Entre dos hombres y dos mujeres caben todas las posibilidades: hombre‑hombre, mujer‑mujer, hombre‑mujer‑de‑otro, hombre‑mujer, incluso el comportamiento orgiástico como variante del sexo grupal. Si bien este tipo de relatos no goza de mucha popularidad en Internet, sin embargo ayuda para plantear un ejemplo concreto capaz de abarcar la totalidad de las preferencias sexuales y mostrar la construcción que va del cuento al guión.

Así pues, si la idea es "Intercambio", el argumento podría describirse como:

"Dos amigos se reencuentran luego de muchos años en un balneario. Conversan de temas de otra época, de sus compañeras y de lo que fue de su vida desde el momento que dejaron de verse. Esta separación responde a alguien que conocieron y que les hizo perder la cabeza –un trío- hace un par de años atrás. Deciden encontrarla, van preguntando por ella en distintos lugares generando celos y malestares en sus respectivas mujeres. Luego de seguir un conjunto de pistas la encuentran trabajando en un Hotel en un lugar cercano. Conversan con ella de recuerdos de aquel entonces y ella les comenta de su vida en hoteles; de las diversas temporadas y los trabajos distintos que tuvo. Deciden verla y visitarla teniendo datos para poder dar con ella en futuras eventualidades; las desconfiadas esposas los reciben con más cariño y a partir de allí comienza a darse un proceso que conduce al intercambio. Como una señal; un disparador, que pone de manifiesto lo que ya estaba ocurriendo de hecho en esos dos matrimonios."

Una vez concebido el argumento y cuando ya sabemos en qué consiste la historia hay que desarrollar la sinopsis de la siguiente manera:

Jorge llega en coche al aparcamiento de la playa escuchando a su esposa que habla sin parar y sin ton ni son, permanentemente. Aparca y sale del coche.

Cuando sale, en el momento de sacar la sombrilla ve una pareja conocida a su lado. El hombre es Miguel, un antiguo amigo de Jorge, acompañado de su esposa. Se saludan y mientras van tomando posiciones en la playa conversan de sus aventuras, y de pronto recuerdan a Elvira, aquella muchacha que conocieron en ese mismo lugar durante un par de veranos. Las mujeres hablan de sus cosas y se bañan.

Antes de comer quedan en un bar para tomar unas cervezas. Comienzan a recordar y deciden ir a buscarla a Elvira, de la cual las mujeres no saben nada. Mónica y Marcela comienzan a sentirse incómodas ante la posible aparición de esa tal Elvira de la que nunca sintieron hablar. Ambos matrimonios conversan esa noche ante la iniciativa de buscar a alguien que no conocen.

A la mañana siguiente Miguel espera en su coche a Jorge que sale de su habitación emocionado y entra rápidamente; arrancan y se ponen justo enfrente del Hotel donde solían ir de chicos. Allí saludan a los camareros y a la dueña que aún hoy los recuerda. Le preguntan por Elvira a quien también conocían. Recuerdan de ella que estuvo trabajando de mucama en una temporada y luego se fue al pueblo de al lado; hay veces que la ven. Jorge y Miguel acuden al pueblo de al lado y preguntan en el primer Hotel que encuentran por Elvira, pero allí le dicen que si bien en una temporada estuvo trabajando, actualmente no está más; presumiblemente pueda estar en otro al que le dan la dirección. Hacía allí se dirigen y reciben como respuesta que hoy ya no trabaja; no saben precisarles donde puede que esté.

Desorientados acuden a un bar y toman unas copas recordando lo maravillosa que era Elvira; la forma en que se movía cuando era penetrada por atrás y por delante; la boca carnosa y la cara que ponía cuando chupaba con los ojos cerrados.

Por el otro lado, Mónica y Marcela que se quedaron juntas critican la mentalidad cerrada de sus maridos en busca de una mujer así y hablando fuerte como para que el camarero les oiga van expresando su indignación ante la situación. A éste le suena la historia de dos amigos unidos un par de temporadas por una tal Elvira que luego trabajó en una época de camarera y, posteriormente, desapareció. Éste se lo comenta al cocinero, quien le dice que está trabajando en un hotel de otro balneario. Termina sentándose con las dos mujeres, pensativo y también intrigado por la aventura de búsqueda y les da la dirección que le dio el cocinero.

Mónica y Marcela deciden ellas ir hasta ese lugar con independencia de la búsqueda de sus maridos y convencidas que o los irían a encontrar "con las manos en la masa" o averiguarían allí infinitos pormenores de la razón que tanto obnubilaba a aquellos dos hombres.

Llegan a ese lugar y Elvira se emociona cuando Mónica y Marcela le cuentan que la están buscando sus maridos. Elvira les comenta, suavizando la realidad que ella simplemente estuvo enamorada de Jorge y Miguel; que tenía grandes dudas y nunca pudo definirse por ninguno de los dos por el daño que podía causar; que la situación la paralizaba por todos los lados. Para huir de tantas dudas decidió dejarlos a los dos.

Tras comer las tres juntas, Mónica y Marcela vuelven a sus apartamentos, en dónde sus maridos duermen la borrachera. Al otro día al levantarse, les dicen que tienen una sorpresa al ver que habían renunciado a la búsqueda y los llevan ante el hotel en dónde estaba Elvira. Emotivamente se reencuentran y al caer la noche se separan.

A partir de ese momento comienza a cambiar la situación de los cuatro; en principio comienzan a tener relaciones en la misma pieza. "Toqueteo sí, otra cosa no." decía Marcela y posteriormente comienza a darse en forma natural, fluida y sin sobresaltos el intercambio."

Como se puede apreciar la historia está tratada a grandes rasgos, sin diálogos y con efectos literarios. Lo que viene a continuación es la división de la misma en secuencias para poder pasar al tratamiento y la escaleta que, si se lo ve por la sinopsis tiene una fórmula que la divide en dos grandes momentos; el primero, es el que hace de disparador en la evocación del pasado, y el segundo, es el que le da el carácter propiamente erótico y sensual. La segunda instancia, es lo que se llama, disparar hacia delante; es un giro que hace el relato sobre elementos que ya contiene y que le dan una nueva significación. Quedarse en la primera etapa del cuento convierte la fórmula en algo cursi y de sensiblería; el pasaje al segundo momento es lo que empuja el tiempo generando un nuevo foco de interés.

De lo que se trata ahora es convertir la sinopsis en tratamiento, analizar la escaleta de secuencias y, finalmente, estudiar el guión literario.

En el tratamiento de lo que se trata es de describir los personajes, decorados y explicitar las acciones, tanto las principales, como las secundarias. El tratamiento es un borrador extenso del guión y podría describirse así:

"En una soleada mañana veraniega, un auto recorre por la carretera, atraviesa un puente y se va aproximando a un balneario hasta su llegada a una playa, donde se pueden apreciar varios autos al aire libre y un parking en el cual el automóvil busca sitio para estacionar.

Adentro del coche, Jorge de unos 32 años, complexión fuerte y corpulenta, vestido con camiseta ajustada y bermudas, sobrelleva una pesada y aburrida conversación con Mónica, su esposa, de 28 años, complexión delicada, nerviosa, muy conversadora y locuaz, vestida con una larga camiseta.

El coche aparca al lado de un 4x4 de dónde sale un individuo de complexión media y con lentes de sol. Mientras Mónica saca la sombrilla y las toallas del maletero Jorge se queda quieto mirando al individuo con la sensación de estar viendo alguien conocido. El hombre es Miguel de la misma edad, un antiguo amigo de éste, más delgado, pero de apariencia fibrosa y nerviosa; lleva unos pantalones vaqueros con sandalias, una camiseta floreada y unos lentes de sol. Está acompañado por su esposa, Marcela de 27 años, morocha y exuberante con un vestidito rosa.

Jorge llama a Miguel, quien al reconocerlo duda un momento y luego lanza su abrazo hasta que se separan conmovidos. Se interrumpen mutuamente con continuas preguntas y luego se ríen mientras los miran respectivamente Marcela y Mónica.

En la playa, las mujeres se están bañando y poco a poco comienzan a conversar amistosamente mientras transcurre el tiempo.

En la arena, sobre las toallas y secándose Jorge y Miguel están descansando y conversan sus aventuras de otra época. Jorge le ofrece un cigarrillo a Miguel quien le dice que dejó de fumar hace un tiempo, la vez que no vio más a Elvira, la muchacha que conocieron allí mismo durante dos veranos. Le dice también que éste no es el momento más indicado para conversar de ella.

Van a un bar frente al mar, decorado con cuadros de barcos y una espada en la pared. Allí comentan anécdotas y mientras Jorge y Miguel permanecen sonrientes como ocultando algo, va creciendo el interés de las mujeres. Les dicen que han decidido buscar a una antigua amiga para saber que es hoy de ella. Ellas los miran con preocupación, no comparten su entusiasmo y se sienten inquietas mirándose con malestar.

Es de noche y en la habitación del hotel en dónde están alojados Jorge y Mónica discuten en voz baja, metidos en la cama. Mónica le recrimina a Jorge, dominada por los celos el hecho de que nunca le hablara de Elvira y al fin se da vuelta enojada y se duerme. Jorge se queda leyendo el diario y finalmente, apaga la lamparilla de la habitación.

Mientras, en la habitación de Miguel y Marcela, mirando al mar, él está tomando un whisky con el pantalón del pijama, en tanto que ella en camisón le recrimina el interés por esa tal Elvira y lo deja solo mientras entra en la casa.

A la mañana, Miguel vestido como el día anterior, espera a Jorge en el mismo bar. Juan, vestido con pantalón vaquero y camisa ajustada, se mete rápidamente en el auto y el coche abandona la costa.

Aparcan cerca de un hotel en las afueras y comentan lo que era cuando los solían llevar allí sus padres en la niñez.

En el interior del hotel saludan a los camareros, quienes les reconocen, y mientras van recordando cosas de la infancia, uno de los camareros llama a la dueña. Es una señora anciana de unos 90 años, caminando en bastones, pero todavía los recuerda. Luego de saludarla y abrazarla, le preguntan por Elvira de quien también, la señora se acordaba. Le dice que si bien en una temporada estuvo trabajando; ahora ya no está más allí; presumiblemente pueda estar en otro lugar, al que le dan la dirección.

Deciden acudir a ese nuevo sitio. Era también un hotel, pero más chico y de menos habitaciones. El recepcionista les informa que en una época trabajó allí, pero que hoy no tiene idea de dónde es que pueda estar.

Los dos amigos desilusionados acuden a un bar; se emborrachan recordando aquella pequeña orgía.

Mónica y Marcela por su parte están comiendo en un restaurante decorado de madera. Mónica vestida con pantalones vaqueros y camisa amplia y Marcela con un vestido azul bien ajustado. Cuando terminan de comer, comentan la situación; critican el fanatismo de sus maridos en busca de una persona de la cual nunca les comentaron nada. Mónica no entiende que habrá hecho de malo para que Jorge intente buscar otra mujer; Marcela en cambio no soporta que Miguel piense en otra cosa que no sea la familia y que se haya desentendido de todo. Hablan fuerte y un camarero les pregunta si son amigos de Elvira, ya que era conocida antes de marcharse. Al camarero le resulta familiar la historia de dos amigos unidos un par de temporadas por una tal Elvira, que luego trabajó en una época de camarera y, posteriormente, desapareció. Éste se lo comenta al cocinero quien le dice que está trabajando en un hotel de otro balneario. Les da la dirección del cocinero.

Ellas deciden ir con independencia a la búsqueda de Elvira. Suben al auto de Mónica y durante el trayecto al punto señalado por el cocinero, comentan la situación. Averiguarían los infinitos pormenores que están ocultos en esa desesperación de sus maridos por ir al encuentro de esa mujer, o los encontrarían con las manos en la masa convencidas de que en la vida, "la cabra al monte tira".

Llegan al hotel en dónde estaba trabajando Elvira y conversando con ella le dicen que la están buscando sus maridos. Elvira les comenta que ella lo único que tuvo fue un pequeño amorío con Jorge y Migue;, vaciló; no quiso comprometerse en particular con ninguno; tenía grandes dudas; era una situación paralizante se la mirara por donde fuese.

Fueron las tres a comer a un restaurante a dos cuadras de allí. Elvira; 27 años, con un vestido azul marino, pelo suelto, castaño oscuro, de hablar pausado, les comenta sus planes; el hecho de que si bien siempre estuvo en lugares distintos su trabajo, sustancialmente, fue el mismo; que los conoció hace 6 años; que fue por dos temporadas que los vio; que no tuvo otro alcance que ese.

Eran las 19 horas y se despiden. Vuelven Mónica y Marcela por la carretera. Un día apacible, de verano, en donde la suave brisa parecía transmitir un aire despejado, ameno.

En la habitación del hotel de Jorge, éste duerme la borrachera sobre el sofá y por su parte Miguel se encuentra borracho, boca arriba y roncando en su propia cama.

Al otro día al levantarse Mónica le dice a Jorge que tiene una sorpresa, y también, Marcela le comunica a Miguel lo mismo.

Es la mañana del día siguiente y el coche de Jorge, esta vez conducido por Mónica frena delante del hotel, en donde se aloja Miguel; éste sale de su casa extrañado. Marcela le sonríe con cierta complicidad a Mónica y entra el coche seguido de su marido. Desde el asiento de atrás Miguel le pregunta a Jorge si sabe que traman sus mujeres, ante la incomprensión que ambos tenían de lo que estaba ocurriendo. La respuesta es negativa, mientras ellas ríen.

Van los cuatro hacia allí. El sol alumbra calurosamente, la escena de una amistad que se reencuentra, en dónde la nostalgia, la esperanza y el cariño los unifica recordando cosas.

En el bar, donde cae un sol abrasador del mediodía y mientras se cobijan a la sombra de sus toldos turistas, visitantes y lugareños, conversan los dos matrimonios y Elvira, de temas variados y distintos. Les dice que nunca fue una relación importante, sino una amistad y que ello no impidió que se enamorara de ambos aunque de diferentes maneras. Dudó, vaciló y no quiso, finalmente, comprometerse

Cambiaron las caras de las mujeres; dejaron de pensar que las defraudaron o traicionaron y empezó a darse un clima como que les gustaba la situación. Mónica se reía y hacía chistes; Marcela con cara picarona de saber más, estaba tan intrigada como tentada; quería saber qué era, exactamente, lo que había pasado.

Fue un encuentro inolvidable en todo sentido, fundamentalmente, porque a partir de aquel momento comenzaron a cambiar las cosas y a desinhibirse más tanto Mónica como Marcela.

En el interior de dónde se hospedaba Jorge y Mónica, siguen conversando y Miguel tiene la idea de hacer el amor, todos juntos, pero no se anima a plantearla. Se le ocurre jugar a desnudarse, en dónde el que pierde se va sacando una prenda. En un momento dice Mónica a las carcajadas, "toqueteo sí, otra cosa no", y sigue animadamente la conversación."

Hasta aquí vemos en el ejemplo expuesto la diferencia que hay entre argumento, como idea general, sinopsis, como un argumento más vestido y armado, y tratamiento, como el comienzo de la especificación de las escenas que acompañan el relato.

Las pautas del tratamiento van quedando claras, (la coqueta Marcela, la posesiva Mónica, el crédulo Jorge, el engreído Miguel); el vestuario que determinará las personalidades, los decorados y los ambientes, están apenas esbozados en las secuencias y confirmadas por acciones

En el tratamiento, como se ha podido apreciar, los caracteres ya están perfilados en sus propias personalidades y modalidades y es la acción concreta quien determina qué tipo de persona se nos va mostrando en el desarrollo del tema. Tanto la acción principal como la secundaria se describen brevemente, se van diferenciando secuencias y los decorados de las futuras escenas se van poniendo de manifiesto.

La historia después del tratamiento se puede entender e imaginar y cada uno de los componentes que van a entrar en juego ya están presentes, esperando un nuevo repaso, una escaleta de secuencias que vuelva más esquemáticas las acciones y que incorpore la riqueza de los diálogos, lo que permitirá componer a los personajes.

La técnica creativa de los guiones: las escaletas.

Toda acción que transcurra en un lugar durante un tiempo seguido hace a un intervalo de película que tiene significación intencional tanto en el ámbito espacial como temporal; eso supone la construcción de una temporalidad sincrónica (lineal, con solución de continuidad, cada momento "encaja" en el rompecabezas general) o asincrónica (carente de linealidad, como en un sueño, desigual) y de una espacialidad tridimensional (un escenario interno –cámara estática , escenarios externos –cámara dinámica-, o un escenario circular (la cámara emula el movimiento de la cabeza, los objetos tienen el mismo nivel de importancia, el entorno transmite una emoción básica).

Para presentar las secuencias hay que dividir los hechos de la narración en los intervalos; es decir en todas aquellas secuencias que tienen una intensión significativa. Una discusión entre dos personajes que salen de una habitación y entran en otra en la que uno de ellos huye por la escalera, por ejemplo, son acciones que al estar separadas espacialmente implica diferentes secuencias y demandan la descripción en párrafos distintos.

Una vez que se tiene la secuencia de lo que se trata es de presentarla señalando el Número, seguido por el Nombre del Decorado y la Descripción de la Escena, si es interior o exterior, de noche o de día, operando de la siguiente forma:

SEC.3 JARDIN EXT/DÍA

y abajo se pondría la secuencia propiamente dicha con lo expresado anteriormente en el tratamiento, al lado de los diálogos y algunas anotaciones sobre el decorado, la iluminación de la luz, los personajes y demás aspectos que indiquen los elementos técnicos para reafirmar la impresión deseada.

Antes de llegar a esto, como paso previo a la formación del guión, se hace necesario ordenar esquemáticamente las secuencias con la fórmula descripta acompañada con una frase explicativa que le da el título de la secuencia. Esto da el esquema del guión bajo la forma de una visión sinóptica de conjunto.

Convirtiendo el tratamiento en un esquema general de secuencias.

SEC.1 CARRETERA EXT/DÍA

Un auto va por la carretera en dirección a la playa

SEC.2 ADENTRO DEL COCHE INT/DÍA

Adentro del auto Jorge soporta la conversación de su esposa.

SEC.3 PLAYA COSTA EXT/DÍA

Aparca el coche y Jorge ve a Miguel y Marcela

SEC.4 PLAYA MAR EXT/DÍA

Jorge reconoce a Miguel y su señora

SEC.5 MUJERES BAÑÁNDOSE EXT/DÍA

Las mujeres se bañan y conversan amistosamente

SEC.6 PLAYA ARENA EXT/DÍA

Jorge y Miguel charlan y recuerdan a Elvira

SEC.7 BAR INT/DÍA

Jorge y Miguel ante sus familias se ponen de acuerdo para buscar a Elvira

SEC.8 HABITACIÓN DE HOTEL INT/NOCHE

Jorge y Mónica discuten en la cama

SEC.9 HABITACIÓN FRENTE AL MAR EXT/NOCHE

Marcela discute con Miguel y lo deja solo

SEC.10 CALLE EXT/DÍA

Miguel recoge a Jorge en su auto

SEC.11 PUERTA DEL HOTEL EXT/DÍA

Los dos amigos están frente al Hotel

SEC.12 RESTAURANTE DEL HOTEL INT/DÍA

La dueña del Hotel les da una pista

SEC.13 HOTEL CHICO INT/DÍA

Recepcionista dice que una época trabajo; hoy no sabe.

SEC.14 BAR INT/DÍA

Miguel y Jorge se emborrachan y recuerdan

SEC.15 COCINA INT/DÍA

Pedro, el camarero comenta lo que oye con José, el cocinero.

SEC.16 RESTAURANTE INT/DÍA

Mónica y Marcela conocen a Pedro quien les dice donde está Elvira

SEC.17 AUTO INT/DÍA

Mónica y Marcela suben al auto comentando la situación.

SEC.18 HOTEL INT/DÍA

Mónica y Marcela conocen a Elvira

SEC.19 RESTAURANTE INT/DÍA

Las mujeres conocen la versión que Elvira tiene de las cosas

SEC.20 HOTEL INT/DÍA

Se despiden de Elvira

SEC.21 CARRETERA INT/NOCHE

Vuelven por la carretera conversando en el auto

SEC.22 HABITACIÓN DE HOTEL INT/NOCHE

Mónica observa dormir a Jorge

SEC.23 OTRA HABITACIÓN DE HOTEL INT/ NOCHE

Marcela se acuesta junto a Miguel

SEC.24 CALLE EXT/ DÍA

Mónica y Jorge recogen a Marcela y Miguel

SEC.25 BAR INT/ DÍA

Los cuatro conversan con Elvira

SEC.26 HABITACIÓN DE HOTEL INT/ NOCHE

Conversación animada entre los cuatro

Ahora estamos en presencia de lo que será la base a grandes rasgos del guión literario a la espera de desarrollarlo con los respectivos diálogos.

Como podemos apreciar hasta aquí, previo a la creación del guión existe el proceso de ordenar esquemáticamente las secuencias sobre la base de lo que se ha hecho en el tratamiento.

Los conceptos generales del esquema que conduce al guión van quedando claros, la secuencia, los tiempos, los ambientes específicos y el ritmo de la acción.

En la visión sinóptica de las escaletas de secuencia lo que importa es el pantallaso general que oficie de mapa de la historia a ser contada.

El relato después del esbozo general de las secuencias se puede ir concibiendo; los elementos que concurren ya están planteados, lo que ésta síntesis brinda es la ubicación de los espacios y la conformación del tiempo interno del desarrollo de la idea. Hay, por tanto, que darle un nuevo repaso al texto incorporando la escenificación y los diálogos hasta componer a los personajes en la acción.

Concibiendo el libreto guión

Ir dando información paulatinamente, dosificando y nutriendo el relato de datos que se van tornando comprensibles a medida que el desarrollo avanza a lo largo de una trama supone o que los personajes saben más que el espectador, y sólo cuando aparece en escena alguien que no entiende lo que sucede comienza a revelarse la trama en su totalidad, que los personajes saben lo mismo y en ese caso su comportamiento revela el tema, o que los personajes saben menos que uno, y en tal eventualidad somos nosotros los que nos asombramos de lo que les sucede.

El guión debe a su vez, estar escrito en presente que es cuando transcurre la acción a ser filmada, en tercera persona para darle más precisión a la descripción y evitar el uso del lenguaje figurativo y las metáforas, dado que si bien son herramientas para que el lector pueda imaginar situaciones, pierden su validez allí en dónde de lo que se trata es de describir exactamente lo que se desea hacer con los personajes. No hay que perder de vista que el guión es una herramienta de trabajo que sugiere una posibilidad entre tantas y, por ende lo que plantea tiene que estar dado del modo más riguroso posible.

El dialogado debe ser escueto y la descripción de imágenes a representar lo más extenso que se pueda, ya que el idioma cinematográfico opera con imágenes y apela en mayor grado al lenguaje pre verbal, corporal, que al lenguaje verbal. Eso no implica que el testimonio lingüístico no juegue un rol, lo tiene y es importante, pero significa otra cosa diferente.

Este es un tema que genera cierta confusión y no está tan claro como a primera vista pudiera parecer. En la vida cotidiana el lenguaje tiene dos funciones básicas; es un vehículo de comunicación en la acción o bien es un instrumento para comentar lo que otros hacen. En tanto herramienta para actuar exige una cooperación corporal, y demanda el ejercicio de un rol específico –rol de cliente, de vendedor, de padre, de madre, de niño, de estudiante, de profesor, de mozo, de camarero, de oficinista, de policía, de veraneante, de turista, de amante, de marido‑; en cambio en tanto medio que analiza y explícita las acciones ajenas, que sopesa hechos, mide situaciones, clasifica personalidades, comenta acontecimientos, dilucida ideas, interpreta distintas creaciones, opina sobre aspectos, da su juicio sobre conductas, determina la validez de las cosas, las explica y las fundamenta, el lenguaje pierde su carácter de actor interviniente.

En el primer caso la palabra está al servicio de la acción: "Un café, por favor. Muchas gracias", "Mañana nos vemos", "Gusto en conocerlo", "Tú no me entendiste", "¿Qué querías que hiciera?". En el segundo caso la expresión verbal cumple la tarea de espectador. No hay persona que se dirija a otro diciendo: "Yo sé que tú eres una persona sensible y amena, con tendencia a sentirte mal por cosas nimias y que busca siempre el modo de salir del paso del modo más ingenioso que encuentra.". Nadie se comunica de esa manera, aunque en la conversación con otro, al hablar de ese fulano diga: "Es una persona que tiene aspectos positivos, es sensible y tiene cierta amenidad, pero muchas veces eso lo conduce a sentirse molesto por cosas insignificantes y, además, cuando lo apuran en algo, tiende a escabullirse con ingeniosidades. Nunca se sabe bien como piensa.". El que opina así de otro, opera y obra como espectador.

En el guión literario la palabra está al servicio de la acción, no del comentario de la acción, la que quedará reservada al espectador. Desde el punto de vista de la actividad hay que obrar y no comentar desde la platea. Si el mismo comentario lo lleváramos al plano actoral de la voluntad hay que armar un relato que demuestre con hechos que ese fulano es sensible; describir en qué situaciones se emociona fácilmente, demostrar cómo es que opera su capacidad de amenizar, cuáles son las cosas insignificantes que lo sacan de quicio, en qué situaciones y de qué forma la ingeniosidad opera al servicio de salir del paso, y cuáles son para él y el escritor la situación difícil de la que huye. Hay que describir un temperamento irresoluto, huidizo, con ductilidad en el trato y que se irrita por cosas sin importancia aparente, pero que en el conjunto del relato, si son puestas, es porque tienen sentido y significación en la trama general.

El lenguaje pre verbal, la mirada, la gestualidad, la posición corporal, jugando en un encuadre (espacio, tiempo, roles) es quien debe expresar y mostrar lo que el guionista quiere transmitir.

La acción tiene tres momentos que sostienen la trama de una narración: el motivo, la intención y el objetivo.

El motivo es lo que impulsa a actuar; el ser humano obra porque tiene motivaciones que lo conducen a intervenir en los acontecimientos; eliminar un sufrimiento, conseguir un placer determinado. El móvil de la acción puede ser una falta, una carencia, algo que uno siente que lo torna incompleto e insuficiente y lo compele a hacer, buscar o realizar algo. También la riqueza, el amor, la codicia, la ambición, los celos, el afán de poder son motivos. Es lo que le permite al personaje arrancar la historia y sortear los obstáculos que le deparan los acontecimientos que sobrevienen. En ese proceso se le acerca lo que no desea, se le aleja lo que está buscando y allí se va construyendo la trama. En el ejemplo del guión la motivación que inicia el relato es la decisión de Miguel y Jorge de "buscar a una antigua amiga para saber que es hoy de ella". Una vez que esa situación oficia de disparador de la acción, se les van interponiendo obstáculos diversos; la oposición inicial de sus mujeres, los lugares por dónde no la encuentran, el desánimo y la borrachera, hasta que quienes dan con el paradero son aquellas personas del relato que inicialmente no estaban de acuerdo con la búsqueda, pero que en el no entender una razón de búsqueda encuentran el motivo para dar con la dirección.

Lo que el relato tiene de diferenciado es que a cierta altura empuja hacia delante la trama cuando aparece una nueva determinación; aquella motivación lo que hacía era encubrir una picardía sexual, está nueva encierra la promesa de una potenciación más amplia de lo que fue aquello.

Lo que los aproxima a la meta es la intención; lo que ésta realiza es llevarnos al futuro, plantear un objetivo, y hacerlo dentro de un margen de inseguridad; nunca sabremos si se va a cumplir o no. Hay obstáculos, dificultades y el choque entre los propósitos que se desean y las dificultades que se interponen generan el conflicto. Las dificultades son o bien por obstáculos de carácter circunstancial; oposición, una pista que no conduce, carencia de información allí dónde se la buscaba, o por circunstancias insalvables, lugar muy remoto, accidente automovilístico, robo a un banco y demás. También hay problemas por complicaciones que se dan en el proceso; tienen que dar marcha atrás en la búsqueda ante una enfermedad de la que hay que huir, una muerte que se interpone en el camino y que exige disparar, un robo que sumerge al protagonista en la miseria. Otra razón de interferencia es la contraintención que aparece cuando hay una intencionalidad consciente que busca que no se logre el objetivo; el policía que quiere evitar el atentado. Normalmente la contraintención la ejerce el villano cuando se opone; el delincuente que dispara de la policía.

Los tres tipos de dificultades pueden convivir en una historia que persigue un objetivo determinado: un hombre quiere tener placer sexual con dos mujeres a la vez, pero eso lo impiden las dificultades.

Obstáculo: Busca por Internet pero en la mayoría de los casos las propuestas son falsas y las realizan otros hombres fingiendo el nombre que ponen. Cuando cree dar con una dirección válida el lugar es inexistente, cuando le dan un punto de cita, nadie acude al mismo. Se siente muy tonto e infantil cuando pone avisos del tipo: "hombre se ofrece", porque ve que la mayoría hace lo mismo y comienza a sospechar que es una ingenuidad inmadura semejante forma de proceder.

En algún lugar debe existir tal eventualidad. Descarta la vía casas de masajes aunque uno sospecha que no debiera hacerlo.

Complicación: Tiene que inventarse "cursos los sábados de noche" para ir a Pubs; la esposa puede sospechar, los mecanismos de engaño son limitados, los recursos económicos también.

Contraintención: La mayoría de las mujeres con las que chatea se oponen si hace la propuesta directa, si omite dar información de sí mismo le acosan a preguntas y dilaciones, son muy escuetas para hablar de sí y quieren largas especificaciones sobre la persona con la que se cartean. En el caso de obtener una cita encuentra que la mayoría son divorciadas, de 45 años y con hijos y están buscando una relación estable. No es eso lo que ellas desean; el simple hecho de ser casado rompe toda relación por esa vía.

La dificultad sirve también para poner de manifiesto el valor del objetivo y lo que realmente significa para el personaje; qué cosas él arriesga para obtener lo que quiere; la intención sin la dificultad no sería nada.

Lo que determina finalmente si ha de resultar o no la intención es el objetivo. En esta eventualidad hay que tener en cuenta la posibilidad de que puedan existir dos intenciones buscando el mismo propósito; dos hombres que quieran a la misma mujer, dos ladrones buscando lo mismo, dos generales rivalizando por ganar la guerra. Eso creará el conflicto y por lo tanto el juego argumental; un motivo compite con el otro y lo neutraliza y entre ambas cosas se desarrolla toda la trama a través de un juego de intenciones.

En el caso del guión que ofrecí como ejemplo, los dos objetivos coinciden , solo que el segundo, el de las mujeres se da en forma inquerida a través del comentario "Hablan fuerte y un camarero les pregunta si son amigos de Elvira", poniendo la trama al servicio de la pesquisa.

Estructura y Función: La Forma como una clave

En todos los casos de libretos ya sea novelas, obras de teatro, películas, cuentos, existe una misma estructura que se suele dividir en tres grandes actos. En el teatro, por ejemplo, son separadas por la caída del telón, en televisión por los bloques publicitarios, en la novela por los capítulos.

Existe un preámbulo que inicia el tema y oficia de planteamiento general de la situación. Allí se da la información necesaria que le sirve de sostén a lo que va a venir después. En el caso del guión que se ofrece vamos teniendo al comienzo los primeros esbozos del escenario en que nos hemos de mover: "soleada mañana veraniega", "auto recorre por la carretera", "balneario", "playa", "autos al aire libre". La situación geográfica está clara y la época en que transcurre puede darla el modelo de auto, de él lo único que se dice es que "el coche aparca al lado de un 4X4", pero se podría caracterizar y darle un circuido alcance fechado. Por el tema la historia transcurre en la época actual.

Los personajes principales son presentados bajo la contestación a una serie de interrogantes: ¿Cómo son? Jorge, 32 años, complexión fuerte y corpulenta, Mónica, 28 años, complexión delicada, nerviosa, muy conversadora y locuaz, vestida con una larga camiseta. Miguel, complexión media y con lentes de sol, de la misma edad que Jorge, más delgado, pero de apariencia más fibrosa y nerviosa, con pantalones vaqueros, con sandalias, camiseta floreada. Marcela, 27 años, morocha y exuberante con un vestidito rosa.

¿Dónde viven? En habitaciones de hotel, uno de ellos también en hotel pero mirando el mar. ¿Qué quieren? Encontrar a una antigua amiga. Ésta última pregunta nos permite presentar la situación, esto es:

¿Cómo está el personaje? Están descansando, en un estado de ánimo distendido. De lo que quieren ¿Qué tienen que hacer para conseguirlo? Averiguar en hoteles dónde trabaja. ¿Qué pasa a su alrededor? Sus mujeres se sienten incómodas. ¿En qué situación se nos presentan? En la playa, conversando, fumando mientras ellas se bañan.

Cómo se puede apreciar se puede perfeccionar más la presentación y dotarla de nuevos elementos, pero para el ejemplo de un relato breve y corto el principio que inicia la historia deja en claro que es lo que va a suceder y la razón de los movimientos que la historia le plantea al espectador.

El inicio es principalmente un aperitivo; una primera aproximación tentativa. Si fuera una comedia al comenzar arrancaría con una secuencia cómica, si es de terror se originaría con una intriga. Sobre la base de esta primera exposición el espectador ya no queda confundido o aburrido; sabe sobre qué rieles ha de girar la historia que se le propone.

Es en el momento de la gestación embrionaria del tema en dónde aparece el detalle que hace estallar la historia y oficia de disparador: los protagonistas descubren que allí hace dos veranos conocieron a alguien y eso es lo que cambia el programa que tenía cada uno de los matrimonios.

La segunda parte de la historia se pone en movimiento y ese acontecimiento bisagra, a través del cuál comienza a darse un antes y un después es el punto de giro. Este momento es el comienzo propiamente dicho de la historia y la entrada en el desarrollo que va a expandir y perfeccionar la ramificación de los diversos aspectos que el tema encierra.

El conflicto se fue gestando desde el comienzo: "Jorge se queda quieto mirando al individuo con la sensación de estar viendo a alguien conocido", a alguien con el que, sabremos luego, se replanteara un nuevo programa en su estadía en el balneario. Luego del punto de giro; "han decidido buscar a una antigua amiga", se provoca la reacción que produce el suceso y que da un vuelco en la línea argumental. "Mónica le recrimina a Jorge", Marcela, "en camisón le recrimina el interés por esa tal Elvira y lo deja solo". Aquí es dónde baja un telón y comienza la historia propiamente dicha.

Con el desarrollo vamos obteniendo nueva información y tejiendo la trama donde transcurre la acción. Miguel y Jorge en auto abandonan la costa, nos enteramos que los padres los solían llevar a determinado hotel en la niñez, buscan pero es todo infructuoso a través de una serie de secuencias hasta la aparición de un segundo punto de giro que inicia el desenlace.

El segundo punto de giro es la búsqueda en paralelo de Mónica y Marcela, la forma no querida de dar con la dirección y el hecho de encontrar primero que ellos a Elvira. Aquí se alarga el relato y se distiende, hay un cierto relax para posibilitar la cuenta hacia atrás. La encuentran, obtienen la información que buscan y al volver los ven dormidos por la borrachera.

El desenlace conduce en este caso a un encuentro de los cinco, con la salvedad que cuando parecía que todo había acabado, lo que eran celos inicialmente se transforma ahora en lo contrario, en un deseo raro, "empezó a darse un clima como que les gustaba la situación", momento en dónde comienza a cambiar la tesitura y a darse un clima de desinhibición entre ellas. Aquí la historia gira hacia delante y plantea una nueva realidad que lleva al texto a culminar de otro modo.

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