viernes, 20 de agosto de 2010

El guión televisivo

El guión televisivo.

Entre el guión cinematográfico y el televisivo hay una serie de diferencias que conviene tener en cuenta:

· En el guión cinematográfico es un hombre quien se dirige a la sociedad. En cambio en la televisión es la sociedad quien se dirige a un hombre.

· En la cinematografía importa lo autoral, la propuesta que se hace, en cambio a nivel televisivo es el canal quien está comprometido en un mensaje que en gran parte ya no le pertenece al creador. La televisión busca que el mensaje tenga los códigos comunes de la sociedad a la cual va dirigida con la finalidad de que la gente compre lo que ofrecen los avisos. Eso supone permanentes estudios de mercado sobre hábitos, pautas, gustos y preferencias generales.

· En el cine armar una propuesta vendible lleva un año de trabajo en investigación y desarrollo del tema; en televisión en cambio, la tendencia es a filmar todas las semanas.

· En televisión las preguntas que se hace el guionista son: ¿Qué objetivos persigo con este proyecto? ¿Le interesará a la gente mi programa? ¿Es comercialmente factible producir con los recursos existentes? En el cine en cambio la libertad expresiva es mucho mayor.

· Para un film cinematográfico se destina mucho más presupuesto que para un programa de televisión de la misma duración. Ni el tiempo de filmación, ni la cantidad de escenarios interiores y exteriores diferentes tienen comparación entre un medio y el otro.

· En el cine la complejidad de los personajes y las escenas es tan amplia como formas de concebir relaciones; en la televisión generalmente se trabaja con un grupo pequeño de escenografías fijas que se reciben en cada episodio.

· En televisión la cámara quieta es prácticamente la norma de filmación; en el cine en cambio es completamente secundaria a la diégesis narrativa del film.

· En el cine la pantalla apaisada posibilita valorar la imagen como hecho de comunicación y transmisión de una idea: allí los grandes planos tienen un sentido y no le quitan fuerza al personaje con el resto de la escenografía o paisaje; en televisión la misma pantalla chica exige un mayor aprovechamiento de los planos cortos y eso hace que la palabra hablada juegue un rol más expresivo que en el cine. Al cine le costó mucho comprender que el dialogado juega en otras posibilidades expresivas más amplias, en verdad un rol totalmente, secundario. Así en las películas del año '50 el mismo dialogado y los cuadros de traducción no dejaban ver las escenas, puesto que los personajes hablaban, permanentemente, sin parar de un modo casi compulsivo. El cine luego de una crisis –fin del período clásico‑ comenzó a descubrir las posibilidades expresivas de la imagen por la imagen en sí: la palabra ya no describe a la acción, sino tan solo la exorna y decora, y es la imagen quien "habla" y comunica el mensaje.

· En televisión los exteriores son exiguos y los tiempos de grabación mucho más limitados que en el cine. Eso le permite al guión cinematográfico una progresión más racional, pausada, con una verdadera concatenación causa‑efecto. La televisión, en cambio, cuenta una historia dividida en bloques, con cortes comerciales. La competencia de otros canales a la misma hora vuelve más imperativo dar con el gusto general.

· La extensión de un guión de televisión nunca supera las 50 páginas, en cambio un guión de cine estándar tiene entre 90 y 120 páginas.

· En un guión cinematográfico de dos horas, el primer bloque abarca desde la página 1 hasta la 30; el segundo va de la 31 a la 90 y el tercero, de la 91 a la 120. En un guión de televisión esos lapsos se acortan y de esta manera en el primer bloque se va de la página 1 a la 15; en el segundo va de la 16 a la 35 y en el tercero, de la 36 a la 50. Esta restricción en cuanto a la extensión del guión de televisión determina que existan menos escenas y que cada una esté más condensada. La elección de escenas es mucho más cuidadosa con el único fin de cumplir con el objetivo de contar coherentemente la historia.

· El espectador cuando ve una película en una sala de cine, "le da tiempo al film", le concede el beneficio de la duda; en la televisión en cambio lo que no se logra en los primeros segundos, puede haberse perdido. A la más mínima cosa el espectador, si no encuentra un gancho que provoque una suficiente curiosidad, puede cambiar de canal. Una vez retenida la atención del espectador para motivar su permanencia a lo largo del bloque tiene que desarrollar un interés desde el comienzo ‑para que el público no emigre a otro canal‑ hasta el final, para que pase a ver el próximo bloque.

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Los programas de televisión pueden clasificarse en dos grandes grupos básicos; los que son de ficción y los que no lo son.

Los géneros más comunes de la ficción son:

· La telenovela caracterizada por la continuidad de los personajes principales y de la historia original a lo largo de todo su desarrollo, siendo el conflicto fundamental de carácter afectivo, amoroso o romántico. Por su extensión y sus características, son un género independiente, al punto de que cada productora tiene criterios y pautas distintas de escritura.

· La Miniserie, con su continuidad de protagonistas e historia, no se limita a un género, dado que la trama puede transitar desde la ciencia ficción, la historia de terror o la intriga policial o hasta, el realismo fantástico y demás.

· La Serie, en donde existe continuidad de los personajes fundamentales, pero no de las historias que se cuentan en cada caso. Cada semana al personaje de la serie le sucede algo diferente; "trabaja" de "héroe" o de "anti héroe", genera acontecimientos o es transformado por los mismos. El que atrapa aquí es el personaje, luego las historias. En la Miniserie o la telenovela tanto el personaje como la trama están ligados entre sí y de esa manera permanecen hasta el final, tengan o no público.

· Los ciclos de Unitarios están pensados sin continuidad en las historias, ni en los personajes, aunque puede existir una unidad genérica que los engloba con un mensaje final llamando a la reflexión. Son los dramas, en donde los personajes actúan por motivos emocionales, las historias de amor o historias de vida, de una familia o una escuela. Los policiales en dónde interviene tanto la psicología como la lógica y un enigma de origen criminal es develado por un personaje, mediante el razonamiento deductivo. Los de acción en donde un héroe lucha contra malvados, en una alegoría del bien contra el mal. Los de terror jugando con el miedo. Los de aventura en donde acontecimientos extraordinarios le ocurren al personaje en lugares insólitos, por lo general en épocas remotas. El suspenso en donde el miedo se difiere, muchas veces con ingredientes policiales. Aquí se muestra el temor del personaje antes de llegar su objeto de preocupación, porque los temores imaginarios son más dolorosos que los reales, generando ansiedad ante lo desconocido. Al descubrirse la causa del miedo, allí termina la serie. La comedia caracterizada por su leve historia utilizando elementos de cualquiera de los otros géneros, con tal de hacer reír. En la ciencia ficción lo que predomina es la visión de un futuro tecnológico, regido por las reglas actuales, pero con avances técnicos que aún no están presentes.

· Los ciclos de cómicos. Se basan en una situación determinada entre un protagonista y su conflicto con un antagonista, a veces variable y una escenografía de cámara quieta y fija. Es una misma historia que se cuenta de modos distintos, sin solución, ni avance cronológico. El conflicto puede modificarse, cambiar o empeorarse, pero es siempre el mismo. Hay humor cotidiano y observación, farsa, sátira –burla a las costumbres‑ y grotesco, provocando una risa amarga. El tipo de diálogo exige crear chistes constantemente, y una frase final rematando queda en la memoria de la gente cerrando el sketch y dándole conclusión final.

En la comedia, por ejemplo, el humor es de observación y hace a los aspectos risibles de la vida cotidiana. Se podría decir que es un drama pero "visto desde la vereda de enfrente" o "días después". Es una tragedia que vista de afuera causa gracia. La dificultad de saber hacer reír radica en que el mejor chiste británico, puede no ser entendido en España y así sucesivamente. La risa es variable con la psicología y la mentalidad de cada pueblo. Todos los pueblos lloran por lo mismo, pero se ríen de cosas diferentes. Esa es la causa por la cual hacer llorar es fácil y en cambio, hacer reír difícil.

Los géneros más comunes de la no ficción son: el documental, el noticiero, el magazine, los periodísticos y los ciclos de concursos y entretenimientos, shows musicales y demás. Son géneros que exigen investigación especializada, tratamiento variado de un grupo de temas, brindar un servicio a la sociedad, organizar el debate público en torno a los temas generales, o entretener armando rutinas de dialogados.

Con respecto a los géneros de ficción hay que consignar que tanto la telenovela como el guión de autor tienen características que son diferentes a las otras producciones como la Miniserie, la Serie, los Ciclos de Unitarios y demás y que consisten en lo siguiente: en la telenovela sus pautas son muy específicas en función de la productora que la encarga, y en el guión de autor se está en presencia no de un género, sino de un anti‑género que se caracteriza, precisamente, por escapar de los géneros establecidos.

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Técnicamente un guión es una historia contada en imágenes, por medio de diálogos y descripciones, en el contexto de una estructura dramática. En esta definición no existe palabra de más, ni de menos.

Es una historia porque alguien cuenta una serie de acontecimientos ordenados en forma causal con un principio, un desarrollo y un desenlace. Esa estructura exige determinar cuándo comienza, cómo termina y que se ha de poner en el medio del desarrollo.

Contada en imágenes, puesto que se escribe para que se pueda ver.

Por medio de diálogos y descripciones dado que el guionista exclusivamente dispone de palabras para crear su guión. Por ende, utiliza en su historia la expresión verbal de los personajes y la descripción de las acciones, los lugares, los sucesos y demás.

En el contexto de una estructura dramática, porque está basada en un inicio, una dinámica interna y una conclusión final. Es dramática porque el conflicto exige acción para alcanzar la solución y es lo que motiva a los personajes a actuar.

El guión se caracteriza, esencialmente, por tener un relato oculto. El cuentista no está visible, y por ende, la historia se cuenta por lo que hacen los protagonistas y antagonistas.

El guión literario tiene requerimientos de formato que son pautas precisas de presentación formal, cuya finalidad es la rápida evaluación y poder filmarlo con facilidad. Esos requerimientos van de la indicación del lugar y la hora, si la acción sucede en interiores, exteriores, de día o de noche, la tipografía –mayúsculas y minúsculas‑ con acotaciones en los márgenes que permitan identificar escenarios y actitudes de los personajes. Los nombres de los personajes separando claramente las partes del diálogo del resto de la acción, con espacios en blanco alrededor del dialogado permitiendo anotaciones, comentarios, correcciones o modificaciones durante la escritura del guión y la filmación. Si se siguen las normas, una página de guión corresponde a un minuto de filmación, posibilitándose de esta manera tener una duración aproximada de la película.

Se puede apreciar que: Se utiliza una tipografía de anchura fija, se usa exclusivamente el tipo de letra Courier o Courier New de 12 puntos. El nombre del personaje se escribe con mayúscula cada vez que aparece, los diálogos están centrados en la página, el nombre del personaje que habla se escribe centrado y con mayúsculas. Las acotaciones acerca del comportamiento de los personajes cuando hablan se escriben entre paréntesis y empezando con letra minúscula, no mayúscula. Los letreros y textos que aparecen en pantalla se ponen entre comillas y en mayúsculas. Las referencias a la cámara se hacen con mayúsculas y deben ser escasas e imprescindibles. Las referencias a sonidos también pueden ponerse en mayúsculas para facilitar el trabajo posterior de los técnicos de sonido. Las páginas se numeran en el extremo superior derecho; excepto la página del título que no va numerada.

Los elementos que componen el guión son los bloques, escenas, diálogos y acotaciones. Así se ve que los bloques son partes en que se divide la historia. Se indican con el número de orden y corresponden a las siguientes partes: Bloque 1: entre el inicio y el primer corte de publicidad. Bloque 2: entre el primero y el segundo corte. Bloque 3: desde el segundo corte hasta el final. En caso de que la publicidad requiera tres cortes, el segundo bloque se divide a la mitad, ya que suele ser el más extenso.

La tendencia general que viene de la forma de trabajar ha dispuesto que los ciclos se dividan en:

· Cinco bloques cuando la duración del programa es de una hora.

· Siete bloques, cuando es una emisión de una hora y media.

· Dos o tres bloques, para los productos de media hora.

Después de dividir un argumento en bloques, no se trata de contar una historia fragmentada, sino que hay que narrarla sabiendo que al telespectador se lo puede perder en cualquier momento, por lo que cada bloque tiene que mantener un mismo nivel de interés. Estas partes perfectamente relacionadas con el todo, con cierta autonomía y una intriga pendiente de resolución al final de cada uno, que son los bloques deben ser subdivididas a su vez.

Las escenas son las partes en que se divide cada bloque. Llevan un número de orden correlativo y corresponden a los cambios de escenarios de filmación, ya sea entre interior y exterior, los lugares o las horas. Con respecto al diálogo cuando el personaje está visible, se indica con el nombre y en caso de que hable y no se lo vea –cuando alguien habla de una habitación fuera de escena‑ delante del nombre se incluye la palabra OFF puesto que dialoga con otros personajes sin ser visto. Si el personaje se dirige al espectador, deberá indicarse como VOZ EN OFF.

Aquí hay que considerar que el diálogo debe ser creíble y, por lo tanto, preciso y necesario. Debe ser coherente y consistente con la edad, nivel social y cultural del personaje, sin caer en lo discursivo o retórico. Es quien marca el perfil de los personajes, revela sus conflictos más íntimos; debe nacer del personaje y no del autor. Para lograr esto se suelen entrevistar personas con el perfil del personaje que se busca y realizar estudios de campo con respecto a gustos, hábitos, pautas culturales y preferencias, de modo de "hacer hablar" individuos creíbles.

Las acotaciones indican los gestos, actitudes y acciones. Tienen la función de describir los lugares y circunstancias en los que transcurre la escena.

El género es como el idioma del guión: le indica al espectador de qué manera tiene que entender la historia. Cuando se está delante de una síntesis y se lee: "ciencia ficción", "comedia", "terror" o "drama" se sabe como interpretar lo que ocurrirá. Se requiere que se conozca de antemano con qué criterio se disfrutara.

Este proceso de identificación del espectador del género del guión desde el principio, exige frames o cuadros con escenas temáticas típicas comunes a todos los guiones del mismo género. Así tenemos como representativos:

· En el drama, el beso, el encuentro, la despedida.

· En la acción, la lucha, la persecución, la victoria.

· En la aventura, la travesía, los amigos, el desafío.

· En el terror, el monstruo, el pánico, la muerte.

· En el suspenso, el peligro, la noche, el miedo.

· En el policial, el crimen, la investigación, las pistas.

· En la ciencia ficción, la tecnología, el futuro, el virus.

· En la comedia, el malentendido, el ridículo, la simpatía.

Si bien es cierto que distintos géneros pueden utilizar los mismos frames, hay que darle relevancia a los característicos de aquel que se ha elegido.

Las tres partes constitutivas del guión son la historia, los personajes y el formato. El proceso para que estas tres partes sean sólidas es:

1. Elegir y escribir el tema. Éste es la síntesis de la historia, por ende, la pregunta que hay que definir es: ¿De qué trata la historia?, indagando: quién es el personaje, cuál es la circunstancia y qué acciones se realizan. Dar con el tema es encontrar aquella idea que cumple con el requisito de ser visual, es decir, contiene desde el primer momento la dimensión característica de lo fílmico; tiene impacto emocional y por ende, posee capacidad sugestiva; es creíble y por lo tanto, tiene la posibilidad de ser aceptada inmediatamente sin reservas y finalmente, es universal, vale decir, describe situaciones tales que cada persona puede fácilmente comprender e identificarse. El tema se elige desde el personaje buscando alguien que sea atractivo por alguna cualidad (un vendedor cínico, un soldado desertor, una joven rebelde o un artista frustrado) y luego se busca y averigua qué acciones son posibles que ese personaje realice. También se elige el tema desde la circunstancia enmarcada en un conjunto de acontecimientos especiales o sitios poco frecuentes como una revolución, una catástrofe, un crucero de placer, un infortunio y desde allí se deciden las acciones que llevaran a cabo cada uno de los involucrados. No hay temas buenos y malos; lo que importa no es tanto qué tema es, sino cómo se lo cuenta. Para tener definido el asunto de una película, generalmente, con leer las aproximadamente seis líneas que aparecen en los avisos publicitarios debajo del título de una película, se obtiene el tema de la misma. Esas seis líneas deben contener; personaje, acción, principio y desenlace. Son la premisa, es decir, una sinopsis en miniatura cuya prueba es el fin indeclinable de la obra. Es la hipótesis cuya veracidad la obra se encarga de probar. Si se encuentra claramente definida, entonces une el tema escogido por el escritor con los elementos básicos para la construcción del drama.

2. Escribir la sinopsis. Esta escritura posibilita acotar equilibradamente el libreto en relación con los parámetros de costos impuestos. Si se sabe que sólo se puede contar con ocho actores, cuatro escenografías y un exterior por capítulo, entonces la visión sinóptica de conjunto es quien posibilita planificar la idea centralizadora del relato. Es el esqueleto sólido del futuro guión.

Aquí de lo que se trata es de destacar los acontecimientos principales, acciones físicas y psicológicas de los personajes que se van a construir. Una síntesis de diálogos y el resumen de alguna descripción de escenografías y personajes característicos, le da a la sinopsis la posibilidad de asegurar el haber encontrado a los actores principales, el protagonismo que se busca, el aprovechamiento de los espacios exteriores disponibles y la tensión dramática deseada.

3. Escribir el argumento. Aquí de lo que se trata es de escribir toda la historia, describiendo las acciones principales, esto es, lo que conduce a actuar y a cumplir su objetivo.

El argumento es el conjunto de acciones y hechos que realiza el protagonista de una historia, ordenados en forma cronológica. Lo que se trata de precisar con exactitud son cuáles son las acciones principales que permiten empujar la historia hacia adelante, sin lo cual no se podría nunca pasar de una escena a otra.

Toda acción ocurre en un espacio físico que se llama escenografía o decorado y en el libreto hay que designarlo con precisión. No es "la casa de María", sino el living, el comedor o el dormitorio y demás. Hay que describirlo al lugar, definir la ubicación y el tamaño de los muebles, puertas y ventanas en función de las necesidades de índole argumental.

Elementos de "utilería" son todos aquellos cuya ausencia determinaría que no pudiera realizarse la acción planteada por el escritor. Cada vez que se pasa a otro decorado, se está en presencia de una escena diferente.

La acción o bien describe y devela al personaje o por el contrario, es el personaje el que genera y desencadena las acciones.

4. Definir los personajes. Sus imperativos dramáticos, sus puntos de vista, sus actitudes ante la vida y los cambios que se van dando en ellos: cada palabra que dicen debe ser una manifestación inequívoca de la psicología personal y la mentalidad que los caracteriza. Al definir el protagonista hay que tener en cuenta que es quien no sólo desencadenará el conflicto, sino que debe manifestar una fortaleza suficiente como para ser capaz de recorrer todo el argumento. El personaje se define en el mismo instante que entra a escena, según como se lo vista o maquille, como se le pide que mire y se pare y fundamentalmente, con los parlamentos que se le designan. No alcanza, por ejemplo, con saber que el personaje es posesivo, hay que saber por qué lo es. En la trama el protagonista debe arriesgar algo que le resulta muy preciado. La unidad de los opuestos debe tener suficiente solidez como para que los personajes no puedan abandonar la historia antes de alcanzar su final. La figura del antagonista es la que genera el conflicto dramático. Es quien provoca la trasgresión del orden, viola la ley o aspectos sustanciales de la convivencia cotidiana. No siempre el antagonista es otro personaje, puede ser una circunstancia adversa de vida, una enfermedad o un desafío difícil de superar. El conflicto que genera tiene que ser fuerte, creíble y verosímil de modo que el espectador se identifique.

Hay que considerar que los personajes son individuos en situación que se mueven en una situación tridimensional. Mientras el cuento escrito es unidimensional, el guión apela a la tridimensionalidad. No existe personaje sin construcción de ambiente, sin situación de vida desde donde se determina la actuación.

5. Escribir el guión. Traducir a sus códigos estipulados y poner el argumento en escenas dándoles movimiento –empujándolas hacia adelante‑ y continuidad. Hay aquí que elegir un punto de ataque que signifique un giro fuerte y que a su vez involucre a varios personajes.

El conflicto se desarrollará como corresponde si se producen cambios en el protagonista y éste irá mostrando transiciones de un estado a otro de conciencia, de un modo evidente.

Los sentimientos y la emotividad deben moverse de un polo a otro, de manera de poder provocar la crisis. Ésta al crecer llega a un climax y es lo que permite la conclusión final.

6. Reescribir el guión. Siempre surgen ideas nuevas y otras escenas que ambientan el tema elegido.

1. EXT. CALLE. TARDE.

MARÍA CAMINA POR LA CALLE. EL SOL CALIENTA FUERTEMENTE. SE LE CAE AL PISO EL MONEDERO. VICENTE INTENTA LEVANTARLO. EN EL CIELO APARECEN NUBES. HAY UN GRAN MOVIMIENTO DE LOS AUTOS.

Es así como se describe cada escena.

El gran dilema del autor es saber distribuir equitativamente (y siguiendo una idea de progresión dramática) la acción o los temas, según el programa de que se trate. Debe preguntarse que pone en el primer, segundo y tercer bloque.

Las siguientes preguntas ayudan al proceso de reescritura, auto‑corrección y revisión personal del guión.

Sobre el primer acto:

· -¿Este comienza con un fuerte contenido visual?

· -¿La atmósfera del comienzo, es coherente con el resto del film?

· -¿El detonante es claro, tiene fuerza y posee suficiente dramatismo?

En el punto de giro:

· -¿Está presente la premisa en el punto de giro?

· -¿Introduce el punto de giro a la acción que está a continuación?

Respecto a los personajes y el protagonista:

· -¿Está claro quiénes son el protagonista, y el/los antagonistas?

· -¿Resulta evidente su modo de pensar, durante el transcurso de la historia?

· -¿Esto se expresa en sus acciones o sólo a través de sus palabras?

· -¿Sus actitudes son claras?

· -¿Todos los personajes tienen sus tres dimensiones bien definidas?

· -¿Resulta creíble la transformación del personaje?

· -¿Qué es lo que provoca su cambio?

· -¿Está claramente expresado; tanto en la imagen, como en la acción?

· -¿La transformación del personaje, me ayuda a expresar tanto el tema, como la premisa?

· -¿Es clara la razón por la qué está actuando el personaje?

· -¿Qué es lo que está en juego? ¿Qué es lo que arriesga?

· -¿Puedo expresar las motivaciones del protagonista o de cualquier otro personaje en una sola frase?

· -¿Es activo o pasivo?

· -¿Se entiende porqué persigue esa meta?

Referido al tema:

· -¿Puedo expresar el tema empleando una sola frase?

· -¿Los personajes, están expresando el tema?

· -¿El contenido visual, ayuda a expresar y reforzar el tema?

Referido al conflicto:

· -¿De qué tipo es el conflicto?

· -¿Cómo está expresado el conflicto?

· -¿Estamos usando imágenes y acción, o sólo el diálogo?

· -¿Hay conflictos menores, que dan más fuerza, más interés a las distintas secuencias?

· -¿Hay un conflicto principal que define el tema de la historia?

Respecto a las tramas secundarias:

· -¿Añaden algo?

· -¿Interfieren?

· -¿Aumentan la dimensión?

· -¿Hay más de cuatro?

· -¿Puedo eliminar alguna?

· -¿Tienen todas una estructura clara: con todos sus elementos (puntos de giro, clímax y demás)?

Respecto a los puntos de acción:

· -¿Se usaron los puntos de acción para ganar impulso?

· -¿Cada cuánto tiempo hay puntos de acción?

· -¿Hay secuencias de acción / reacción?

· -¿El guión se escapa por la tangente o permanece centrado en el tema?

Respecto a la posible presencia de un mito:

· -En mi guión: ¿Cuento con algunos de los elementos del mito?

· -¿Cuáles faltarían?

· -¿Faltan otros personajes?

· -¿Hay tres actos?

· -¿El segundo acto, empieza con el viaje?

· -¿Hay una muerte-renacimiento, al comienzo del tercer bloque?.

Para facilitar el proceso tanto de la revisión como del armado, conviene en vez de escribir en forma lineal y continúa trabajar con fichas que puedan eliminarse o cambiarse de lugar. La mejor metodología de trabajo es poner las ideas generales en un papel dejando que surjan como vienen, sin que importe ni la ortografía, ni la calidad de lo escrito. Hacerle la biografía a los personajes para tener previsto el modo de reactividad que han de expresar. Realizar una sinopsis de la idea general, luego reescribir esa misma sinopsis pero ampliada en el argumento, posteriormente plantearse toda la tarea dándole cuerpo al relato, vistiéndolo, esto es, efectuando el tratamiento y posteriormente, confeccionar las escaletas que permitan visualizar lo que ha de ser el guión. Es aquí en dónde trabajar con fichas permite luego afinar y disponer mejor las partes a ensamblar. No se trabaja de lo particular a lo particular, sino que antes bien se va de lo general a lo particular y se vuelve a lo general.

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